Porque mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos (Is 55,8)
¿Qué es la felicidad? Esta es una pregunta que seguro que te has hecho alguna vez y que no tiene una respuesta única. Sin embargo, para un católico se podría responder que la felicidad en la tierra consiste en encontrar, aceptar y abrazar libremente, pero con la ayuda del Espíritu Santo, el plan que Dios tiene para nosotros, en el contexto concreto que nos ha tocado vivir.
Podríamos decir sin temor a equivocarnos que a lo largo de nuestra vida el Señor nos va intentando guiar hacia su plan con situaciones concretas, con personas concretas, incluso con palabras concretas para que nuestras decisiones nos acerquen más al cielo. A veces el ruido que nos rodea o el contexto donde estamos no ayuda (o incluso en algunos casos corta de raíz esos planes), pero en la mayoría de los casos es nuestra propia ceguera, nuestro orgullo o nuestros miedos la causa real de que los pasemos por alto. Creo sinceramente que Dios insiste no una, sino unas cuantas veces con cada uno de nosotros, como un GPS que cuando te pasas una salida intenta redirigirte por otro camino, aunque a veces no parezca ser el más directo.
En ese sentido, creo que hay tres características fundamentales de cómo Dios nos va guiando hacia su plan, que se pueden reconocer desde la experiencia mirando hacia atrás en nuestra vida, pero también en su Palabra, en muchos de los relatos bíblicos donde Dios da una misión o hace una promesa a personas concretas, que hay unos pocos.
- Los planes de Dios se van revelando paso a paso, hito a hito. Nos permite visualizar el destino, pero no nos quita las tinieblas del camino. Es como si como cristianos fuéramos por la vida con las luces cortas, con la esperanza de saber hacia donde vamos, pero viendo solo la siguiente curva del camino.
- Los planes de Dios llevan su calendario. Su velocidad de ejecución no es siempre la que nosotros esperamos, de hecho, a veces aún no estamos preparados para sus planes y necesitamos un tiempo de preparación. Abraham, Moisés y muchos otros dan fe que las promesas que Dios tardaron en llegar mucho más de lo que ellos pensaban.
- Los planes de Dios ocurren en un contexto que no es siempre sencillo. Dios quiere que ejecutemos sus planes en medio de nuestra realidad, en medio del mundo que nos ha tocado vivir. Eso muchas veces significa que los planes de Dios son contraculturales, exigen valentía, ocurren en entornos fuera de nuestro control y en muchos casos, «cuando no nos viene bien».
Así, ante estas ofertas de Dios a aceptar sus planes podemos optar por dos actitudes en la vida: Poner excusas y no querer salir de la zona de confort en la que nos han ido situando nuestras decisiones personales “porque no lo veo del todo claro” o «porque ya lo haré cuando (pon aquí lo que quieras)» o sencillamente porque es algo que ni me planteo… , o hacer como María, que dijo hágase y puso plena confianza en el Señor, pero al día siguiente no dudó en ponerse en camino para ayudar a Isabel (ese era su contexto).
Vamos, dicho de otra manera, podemos esperar a que pase la tormenta o podemos aprender a bailar bajo la lluvia, en la incertidumbre y en las dificultades o necesidades de nuestro contexto. Como bien dice la canción de Hakuna Baila y déjate de historias (“Simplemente, baila y déjate de historias, aunque no tengas el control, cualquiera que sea la canción, déjate llevar en el salón, déjate hacer, que trace tu camino, Él también quiere bailar contigo”)
El diseño intenta captar esto de “aprender a bailar bajo la lluvia” y es ésta la frase que se lee de manera sutil y bajo una intensa lluvia, aunque realmente lo que destaca son sus letras grandes “Aprende a Bailar Bajo la lluviA”, (ABBA = Papá) que es como Jesús nos enseña a llamar a Dios Padre.
¿Por qué esta palabra? Porque, aunque nosotros no tengamos la docilidad de la Virgen María, sí tenemos una oración que rezamos todos los días a papá, que nos recuerda que queremos que «se haga su voluntad en la tierra (= en mi tierra) como en el cielo”. Pues eso, ahora cada vez que reces el Padre Nuestro pídele al Señor que Él haga que tú encuentres, aceptes y abraces el plan que Dios tiene para ti, con sus pasos y con sus tiempos…. y no te agobies, porque recuerda, Él sabe siempre más. Por cierto, el Papa Francisco nos regalaba unas pistas super valiosas para reconocer que, efectivamente, ese hágase era parte del plan de Dios (las puedes encontrar aquí)
PD: Y si estás casado o en vías de decidir si el matrimonio es parte del plan de Dios para ti, aprovecha y pídele a Dios también para que tu pareja también encuentre, acepte y abrace el plan que Dios tiene para vosotros porque convertirse en «una sola carne» tiene también su aprendizaje y su contexto.
#teatrevesalucirlo
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