Todo está cumplido. (Jn 19, 30).
Cada día estoy más convencido de que nuestra batalla diaria consiste en elegir si ponernos del lado de Dios o ponernos de lado con Dios. Escuchando esta Semana Santa el relato de la Pasión, tanto la de San Marcos, que leímos el domingo de Ramos como la de San Juan, que leímos el Viernes Santo, es fácil descubrir que ya desde el inicio, todas las personas que se encuentran con Jesús, especialmente en el momento de su Pasión, deben tomar partido ante esa realidad. Así, en este relato aparecen ya los tres mismos tipos de personajes que nos cruzamos hoy nosotros todos los días:
- Primero están unos cuantos, con una actitud claramente beligerante contra el Señor, como pueden ser los sumos sacerdotes, los fariseos o los guardias romanos. Para estos personajes, el Señor es un blasfemo porque atenta contra “su verdad” o es sencillamente alguien del que burlarse desde su superioridad moral. ¿Cuántas veces nos encontramos hoy en nuestra sociedad a este tipo de personajes? Personas, compañeros, gente culta que dice afirmar que Dios no existe, que es un invento, que si los curas, que si la fe… que anda que creer que Dios está en ese trozo de pan… No son tantos, pero son los que más ruido hacen y los que marcan tendencias en la sociedad.
- Después están unos muchos, con una actitud ciertamente indiferente hacia el Señor, como puede ser Poncio Pilato que aun sin encontrar culpa en Jesús le manda azotar y le entrega a los judíos, o todos aquellos que prefirieron a Barrabás en vez de a Jesús cuando les piden opinión. Todos ellos tienen en sus manos, de alguna manera, el destino de Jesús, y ninguno de ellos se atreve a apostar por Él. De nuevo, en nuestra sociedad encontramos multitud de jóvenes, y de padres y madres de familia que viven su vida como si Dios no existiera… y con el convencimiento de que realmente les da igual si existe o no. Una vida llena de cosas, pero vacía de Cristo. Una vida llena de caminos, pero sin un norte claro. Una felicidad aparente, pero sin sustancia.
- Finalmente, también existen unos pocos con una actitud claramente compasiva con el Señor, como pueden ser las mujeres que le acompañaban o le consolaban en su camino al calvario o José de Arimatea y Nicodemo, que recogieron y sepultaron su cuerpo ya sin vida. Todos estos personajes son capaces de dar un paso al frente y demostrar el amor que tenían al Señor en un entorno claramente hostil. Quizás esa es la labor que nos toca a nosotros como cristianos hoy, como Iglesia hoy. Dar ejemplo de apostar por el Señor, incluso aunque nuestras acciones sean insignificantes ante la magnitud de la entrega del Señor en la cruz.
Porque si, la entrega del Señor en la cruz, se realiza no solo por aquellos que le quieren, sino que Jesús también murió en la cruz por aquellos que le obvian y por aquellos que le persiguen…

Esto es lo que quiere contar esta preciosa escultura de la Crucifixión del Señor, obra de Venancio Blanco, que está en la Abadía del Sacromonte de Granada. En ella se observa como Cristo está expirando su espíritu con la cabeza inclinada hacia el ladrón que le vilipendiaba… porque hasta el último momento, Él esperó a que le dijera que sí. Al que le ignora, al que le critica, al que le odia… le espera, porque su redención es también para él, porque la oveja perdida es la obsesión del pastor.
Este gesto de Jesús en la cruz sigue siendo válido hoy y es la clave de la partida que jugamos en nuestra vida. Él dejó la cruz, pero desde la Eucaristía nos sigue mirando para que nos acerquemos a Él, para que nos posicionemos por Él, para que podamos entrar con Él a la vida eterna.
Como decía Santa Teresa de Calcuta: «Cuando miras la cruz, comprendes cuanto te amó, cuando miras la Eucaristía, comprendes cuanto te ama.» , y por eso en el diseño, la partida de las tres en raya de nuestra vida se gana con los círculos (la eucaristía) en vez de con las cruces. Esa es nuestra realidad hoy. Para nosotros Jesús ya no está en la cruz, está en el pan y es desde ahí donde nos busca.
Al diseño le acompaña la frase “Done”, («Está cumplido» en lenguaje bíblico, o «pues ya estaría”, que diría la gente joven (;-) ) que nos recuerda que el Señor ya ha hecho su parte… y ahora nos toca a nosotros elegir… ¿Tienes claro de qué lado vas a estar en esta batalla?
#teatrevesalucirlo
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