El que permanece en Mí y Yo en él, ese da fruto abundante (Jn 15, 5)
El diseño de este mes reflexiona sobre la esencia de cómo Dios actúa en nuestra vida a través de los sacramentos. Como dice el Catecismo, (1113) “Los sacramentos son signos eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia por los cuales nos es dispensada la vida divina”. De hecho, la palabra sacramento proviene del latín y equivale gramaticalmente a “instrumento para hacer Santo”. ¿casualidad? Lo dudo…
Igual que las marchas del coche nos permiten avanzar en el camino, salvo la marcha atrás, que, despacito, nos permite retroceder… los sacramentos nos permiten avanzar en nuestra relación con Cristo y la Reconciliación, nos permite echar la mirada atrás… para después poder seguir avanzando. Es más, al igual que en un coche si la marcha no está engranada, la potencia del motor no llega a las ruedas, en nuestra vida cristiana, si no estamos engranados en Cristo, nuestros esfuerzos acaban siendo en vano.
Esta analogía entre los sacramentos y las marchas de un coche son la base de este diseño matizando cada marcha con los colores característicos de cada sacramento.
Los dos primeros sacramentos (bautismo y confirmación) solo se pueden recibir una vez e imprimen carácter al que lo recibe… vamos, una especie de “tatuaje imborrable” en el alma que nos adhiere a Cristo y a su Iglesia. En el diseño, el bautismo está referido con el color azul por el agua que nos limpia y la confirmación está referido con el color amarillo, por el Espíritu Santo que nos es dado. Son la 1ª y 2ª respectivamente porque son sacramentos complementarios y que, originariamente se impartían a la vez (de hecho, los ortodoxos siguen haciéndolo así) y nos permiten arrancar en nuestra vida cristiana.
El tercero, la eucaristía, es el último sacramento de iniciación y es el sacramento por excelencia que nos une al misterio de la salvación de Cristo. Por eso, le referenciamos con el color rojo. Como la 3ª en muchos coches, es la marcha obligada para cuando la carretera viene con curvas. La eucaristía, y por extensión la adoración al Santísimo, es clave en nuestra vida porque es el mismo Jesucristo, el que realmente está en ese trozo de pan y ¿Dónde podemos estar mejor que con Él? (Piénsalo 5 minutos con la canción Huracán de Hakuna. ¿La conoces? Aquí la puedes escuchar en su versión reciente en el concierto de la JMJ 2023 de Lisboa que a mí me pone los pelos de punta).
Tras los sacramentos de la iniciación, están los dos sacramentos al servicio de la comunidad, que son el matrimonio y el orden sacerdotal, que las podemos identificar como las marchas largas (habitualmente 4ª y 5ª). Estos dos sacramentos definen una manera particular de compromiso con Dios a largo plazo, el primero para ser reflejo del amor de Dios a su iglesia y colaborar en la creación de hijos de Dios, y el segundo para administrar sus sacramentos y cuidar a su pueblo. En el diseño, al matrimonio (4º) se le identifica con el color blanco de la novia en el día de la boda y el orden sacerdotal (5ª) con el color negro del «uniforme» habitual de los sacerdotes.
Finalmente, están los dos sacramentos de curación, que son la reconciliación y la unción de enfermos. El de reconciliación, marcado de morado, por su carácter penitencial y con la R en el diseño, es una especie de marcha atrás en nuestra vida para volver a coger el camino correcto y volver a los brazos del Padre, mientras que la unción de enfermos, referida en el diseño con el color verde, es el sacramento que nos da fuerza y esperanza ante una situación de gravedad en nuestra vida y que, como la 6ª, nos permite ir ligeros y confiados en esos momentos.
Como ves, es un diseño sencillo pero lleno de significado. Encuéntralo en nuestra tienda online y compártelo con tus amigos para que Dios conduzca sus vidas, con velocidad moderada pero con destino el cielo.
#teatrevesalucirlo
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