Salió el sembrador a sembrar (Lc 8, 5)
Esta parábola, que aparece en los tres evangelios sinópticos, siempre nos la han explicado desde el punto de vista de la calidad de la tierra donde cae la semilla. De hecho, esta parábola es de las pocas que el mismo Jesús explica posteriormente a sus discípulos en “petit comité” y lo hace en este sentido. Sin embargo, desde nuestra labor de catequistas de confirmación con chavales de 1º ESO la pregunta que me surge con esta parábola es: ¿Cómo puede ser que siendo un profesional del campo, el sembrador lance semillas donde parece que no hay tierra adecuada y/o preparada para ellas? ¿No será que el sembrador es capaz de sacar fruto de todos los terrenos donde tira la semilla… o que todas las tierras son suficientemente buenas si se “limpian” convenientemente?
Haciendo un recorrido por los evangelios, hemos descubierto que, efectivamente, el Jesucristo sembrador no solo saca fruto de la tierra buena, sino que también es capaz de sacar fruto de los otros tres terrenos donde cae la semilla. Así:
- Con la parábola del buen samaritano demuestra que puede sacar buen fruto de lo que acontece en el camino. Ese samaritano (pueblo odiado por los judíos) encarna el paradigma de dar fruto amando a su prójimo, y en este caso un prójimo “enemigo”.
- Con las espinas de su corona muestra cómo con ellas puede conmover a los corazones que se le acercan. Así lo hizo con el buen ladrón antes de morir y con el soldado romano, Longinos, tras traspasarle con la lanza. De nuevo, en tierra hostil, Él es capaz de conseguir fruto.
- Finalmente, no hubo terreno más pedregoso que el corazón de Simón, al que Jesús rebautiza como Pedro (piedra). Impetuoso de carácter, iba alternando una de cal y otra de arena frente al Señor. Así, mientras en algunos pasajes es capaz de reconocerle como Hijo de Dios o andar por el agua confiando en Él, en otros, es capaz de negarle tres veces o lograr que Jesús le aparte “como Satanás”.
Decía un reportaje de la BBC que uno de los grandes avances de la humanidad, la agricultura, fue fruto de la esperanza del ser humano al echar semillas a la tierra y sencillamente confiar que, de ahí, cierto tiempo después, surgiera una planta. Algo parecido nos pide el Señor con la semilla de su palabra: Él sabe que TODAS pueden dar fruto y por eso sólo nos pide “No desesperes. No te toca a ti ver el fruto. Tu confía y espera en el Señor…” y eso a veces es lo que nos cuesta viendo la aridez de la tierra que nos toca trabajar.
Así, este diseño nos quiere recordar esta importante lección de humildad con una X gigante que cruza los cuatro tipos de terreno de la parábola donde Él echa las semillas (o nos hace echarlas) porque sabe que darán fruto. Algunas rendirán treinta, otros sesenta, y otros ciento por uno… dice el evangelio.
Pedimos al Señor por todos estos chicos y chicas que se confirmarán a finales del mes de mayo y por nosotros, para que pongamos más en práctica esto de confiar y esperar en el Señor, como bien nos recuerda este canto de alabanza. Si te ha gustado este diseño y quieres unirte a nosotros en esto de lanzar semillas… no dudes en compartirlo con tus amigos y a lucirlo con orgullo.
#teatrevesalucirlo
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