Y lloró amargamente (Lc 22, 14)
Mirar al Señor desde el carácter de Pedro (gracias P. Paco y P. Rafael por ofrecernos esa mirada en nuestros últimos ejercicios) me ha hecho descubrir que es con él donde Jesús pone en práctica la parábola del Hijo Pródigo, demostrándonos su gran misericordia, incluso cuando la ofensa es de suma gravedad, como lo fueron las tres negaciones de Pedro la noche que entregaron a Jesús.
Creo que esta es la razón por la que este pasaje aparece en los cuatro evangelios: aunque muestra la fragilidad del que será nuestro primer Papa también muestra la misericordia de Dios para con él a pesar de ello. Como describía el Papa Benedicto XVI en su catequesis del 24 de mayo de 2006 “Pedro experimenta en este pasaje la amargura y la humillación de haber negado a Cristo, pero también aprende que es débil y necesita perdón. Cuando finalmente entiende esta verdad, estalla en un llanto de arrepentimiento, amargo pero liberador”.
Es curioso que, mientras que el Padre perdona y acoge al Hijo pródigo con gran alegría sin dejarle apenas hablar, el Señor resucitado perdona a Pedro de sus tres negaciones con tres preguntas-confesiones (nada sencillas) sobre su amor hacia Él en la sobremesa de unos peces a las brasas en la playa (Jn 21, 15-25). Los matices de esas preguntas según el texto original en griego son muy interesantes y os invito a que lo leáis directamente de esta catequesis del Papa Benedicto XVI del 24 de mayo de 2006.
Desde este encuentro y desencuentro de Pedro con Jesús este diseño muestra a un gallo cantando desde los muros de la casa de Caifás, lugar donde Pedro consuma sus tres negaciones y se completa con el texto “¿Agapas me?” (la traducción en griego del “me amas” de la primera de esas tres preguntas-confesiones, y que, por cierto, es el mismo verbo que se usa en griego en el pasaje de Juan Pi, que comentábamos aquí ¿será casualidad? ;-).
¿Cómo nos puede este diseño ayudar en Cuaresma? Creo que invita a reflexionar sobre tres elementos fundamentales de nuestra vida de fe:
- La Cuaresma es el momento de salir fuera de la casa de Caifás y “llorar amargamente” antes de reencontrarnos con el Resucitado. Quizás nosotros no juramos delante de una multitud enfurecida que no tenemos nada que ver con este hombre…pero a lo mejor sí lo obviamos en las “discusiones” de nuestro día a día o no lo demostramos con el tipo de vida de cristiano-lite que a veces llevamos ¿no crees?
- Aunque pueda parecer que es un pasaje vergonzante creo que transmite mucha esperanza: Esperanza para cuando nosotros como Pedro, nos alejemos del Señor, saber que Él nos va a acoger de vuelta y Esperanza para cuando nos sintamos indignos por nuestro pecado, saber que Él nos va a preguntar por nuestra capacidad y deseo de amarle (“agapas me?”).
- Finalmente, el gallo del diseño también nos quiere recordar el peligro de la soberbia, de sacar pecho de nuestros méritos o de ponernos gallitos ante Dios o nuestros hermanos, como había hecho Pedro horas antes con Jesús.
Espero que podamos aprovechar este tiempo de cuaresma para trabajar la humildad, para sentirnos un poco más “dependiente” de Dios y dejar que Él nos apriete en sus brazos en el Sacramento de la Reconciliación como el Padre hizo con el Hijo Pródigo.
Descubre más desde Yaltercerdia.com
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
