Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido (Mt, 20 1-16)
Este diseño se inspira en la parábola de los obreros de la viña. En esta parábola el patrón acaba pagando a todos los obreros por igual independientemente de la jornada trabajada en la viña (todo el día, medio día o un ratito por la tarde) y los que han ido desde por la mañana se quejan de esa injusticia. El diseño se acompaña de una frase que dice “challenge the rules” (pon a prueba las reglas) que interpela al lector sobre la respuesta que da el dueño de la viña a los que se quejan. «¿No puedo ser yo generoso con los que han llegado más tarde? ¿No os he dado a vosotros lo que os había prometido?
Inexorablemente, cada vez que leo esta parábola recuerdo con cierto cariño que cuando era adolescente mi padre me llevaba con él a vendimiar y esos dos días en la viña, madrugando primero, habitualmente pasando frío y llegando con dolor de espalda al final del día, me parecían un trabajo de lo más demoledor.
Para mí era solo un fin de semana diferente en el pueblo recogiendo uvas, pero para los jornaleros que venían con nosotros, profesionales del campo y curtidos en mil vendimias, era como un día más en la oficina. Mientras mi animosidad matutina caía según avanzaba el día, su ritmo permanecía intacto según pasaban las horas. Así, a media tarde, en lo que yo llenaba un cubo ellos llenaban tres.
Con esta experiencia vital en mente, hay una primera sensación de injusticia que se desprende de esta parábola cuando los tres grupos de trabajadores reciben el mismo salario. Sin embargo, hay tres elementos de esta parábola que me invitan a alejarme de esa sensación y tornarla en una admiración brutal por la bondad de Dios y su plan en nuestras vidas:
- Nos encanta compararnos unos con otros. Estamos a veces tan enamorados de nosotros mismos que sólo miramos nuestros méritos, nuestros esfuerzos y sobre ellos exigimos rigurosamente, cuando a veces, si somos 100% sinceros pasamos mucho de este tiempo en la viña mariposeando y no trabajando… y nuestro cubo tarda el triple en llenarse que el del de al lado.
- Todos los obreros acaban yendo a la viña… antes o después. Creo que valoramos poco el hecho en sí mismo de querer ir a la viña del Señor a trabajar. Todos los obreros de la parábola están a tiempo de trabajar para el Señor y la predisposición a ello es clave. Las obras cuentan (las uvas cogidas, podríamos entender) pero lo que Dios quiere es que le entregues tu corazón y vayas a su viña. Ese es realmente el requisito para nuestra salvación y él nos da la oportunidad hasta cuando “la noche está cayendo”. Esta escena de The Chosen de Jesús perdonando a María Magdalena (temporada 2) recoge exactamente esta “exigencia” de manera sublime.
- No valoramos el hecho de haber estado trabajando en la viña. Creo que seguimos viendo el trabajo en la viña como una carga y no como una suerte. Aquí yo me incluyo el primero, pero creo que ese es el premio extra para los que ha ido llamando primero y han respondido a su llamada. Poder contribuir a esa vendimia desde el principio, poder compartir con otros obreros el trabajo, tanto en su parte ardua como con su parte más amena es lo que hace que los obreros de la mañana estén justamente recompensados comparados con los de la tarde. Dios promete a ambos grupos la salvación, pero viviendo y aceptando el plan de Dios en nuestras vidas desde el principio, lo podemos vislumbrar de alguna manera también durante nuestros años de vida.
¿Y tú? ¿Te ha llamado el Señor a trabajar en su viña?¿Has ido ya allí?¿Qué has encontrado?
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