Sostenido, no arrastrado

Toma tu cruz y sígueme (Mt 16, 24-26)

Durante el puente de mayo de 2022 hemos tenido la suerte de poder ir de peregrinación a Azpeitia y a Javier para recordar la fascinante historia de dos grandes santos de la familia ignaciana, San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier.

Existen unos cuantos libros que cuentan la apasionante vida de San Ignacio de Loyola, pero a mí personalmente me está encantando leer ésta: “Iñigo de Loyola, nunca solo”, escrita por José María Rodríguez Olaizola sj, que podéis encontrar aquí.

En el contexto de su biografía, en esta peregrinación hemos recordado uno de los episodios clave que une a ambos santos que es cuando Ignacio le dice a Javier: «Javier, ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?» (Mt 16, 26). «Piénsalo bien, pues el mundo es un maestro que promete pero que no cumple su palabra. Y aunque cumpliera sus promesas contigo, nunca podrá contentar tu corazón. Y aun suponiendo que lo contente, ¿cuánto tiempo durará tu felicidad? En cualquier caso, ¿podrá durar más que tu vida? Y en la muerte, ¿qué te llevarás a la eternidad?».

Esta pregunta y cómo responderla no solo caló profundamente en Francisco Javier y modeló su vida, sino que en la sociedad de hoy sigue siendo de una actualidad brutal. ¿Cuántas veces buscamos ganar el mundo en vez de cuidar de nuestra alma? ¿Cuántas veces somos tibios a la hora de responder al Señor o simplemente no queremos ni intentar oír su voz? o incluso ¿Cuántas veces le decimos que sí, pero al final vamos por la vida arrastrando nuestra cruz?

Como nos recuerda el profeta Isaías, “Y ahora esto dice el Señor: No temas, que te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú eres mío.” (Is 43,1) el Señor nos llama por nuestro nombre y nos invita a seguirle llevando nuestra cruz. Sin miedos. Sin condiciones. Para siempre. Desde nuestras limitaciones y desde nuestra libertad.  A mí. A ti. De acuerdo a nuestros talentos. Dándonos espaldas o Cireneos que nos ayuden a llevar, que no a arrastrar, nuestras cruces.

Esta pregunta y nuestras posibles respuestas son los dos elementos que conforman este diseño:

  • Por un lado, la llamada personal de Dios a cada uno de nosotros se ha incluido en el diseño con su “Follow me” en formato pregunta. Esta invitación así definida remarca que su llamada es personal y somos cada uno de nosotros, de manera individual, los que le tenemos que responder.
  • Por otro lado, nuestras posibles respuestas a esa llamada personal se han incluido en el diseño en formato partitura. Así, podemos dar una respuesta en SI sostenido, que renueva día a día nuestra decisión de amar a Dios, podemos hacerlo con un SI «arrastrado», que hace que ser cristiano parezca una carga, llena de obligaciones y escaso de confianza en el Señor … o incluso, podemos no responderle, cerrar los ojos a su amor y pensar solo en MI condenando a nuestra alma a pasar la vida (y la eternidad) alejada de Dios.

Dios no nos ha hecho inmortales, pero nos da la oportunidad de ser eternos… Nos toca a nosotros ahora elegir qué respuesta queremos dar al Señor.

Si te gusta este diseño, encuéntralo desde ya en nuestra tienda online para todo tipo de prendas.


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