El cero de la Historia

El nacimiento del Señor. (Jn 1, 1-18)

Siempre me ha llamado la atención la manera tan diferente que tienen los evangelios de empezar su relato y de abordar el nacimiento del Señor. Mientras Lucas y Mateo sí que recogen ciertos elementos del nacimiento y la infancia de Jesús, Marcos y Juan directamente se lo saltan, aunque este último tiene un prólogo que es toda un tratado teológico sobre Jesús y que incluye una declaración singular de la encarnación de Dios: “el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. (Jn 1, 14)

Esta frase, que hemos escuchado este año en la misa de Navidad, es la que ha inspirado este diseño. Engloba tres elementos fundamentales de nuestra fe, que, de alguna manera, se incluyen en el diseño en forma de pesebre de madera, estrella reluciente y “timeline” de la historia (no AC-DC no hace referencia al grupo musical 😉):

  • Dios se hizo carne humilde, débil y desprotegido. Pensar que un Dios todopoderoso tuviera unos primeros años de vida de absoluta dependencia de sus padres es algo abrumador. Naciendo “in itinere” primero, emigrando a Egipto después son circunstancias que hoy calificaríamos de calamidades. Esto nos debe hacer reflexionar: ¿Si la Sagrada Familia tuvo esas comodidades por qué nosotros merecemos vidas mucho más sencillas? Evidentemente el siglo I no es el siglo XXI… aunque en algunos lugares la diferencia no sea tan patente.
  • Dios vivió entre nosotros (de hecho, ya nunca nos abandonó en la Eucaristía). Es llamativo que, como muchas veces ha ocurrido antes de los móviles con cámara, los momentos decisivos de la historia tengan pocos testigos presenciales. En este sentido siempre me ha impresionado la “fe” de los sabios de Oriente que fueron capaces de seguir a la estrella saliendo de su comodidad. Si la estrella se veía en el firmamento todas las noches, como que nadie más la siguió?
  • La venida de Dios al mundo cambió su historia. No tenemos claro a ciencia cierta donde empezó nuestra historia como especie, aunque hay algunos libros que son capaces de dar hipótesis bastante convincentes (p.e. “Sapiens: De animales a dioses: una breve historia de la humanidad”, que puedes encontrar aquí). Lo que sí sabemos es cuando esta historia cambió de manera definitiva. Como recientemente nos han recordado una campaña genial de @acdp_es, “Solo un nacimiento ha cambiado la historia” y la ha cambiado tan profundamente, que a día de hoy sigue marcando nuestro año cero. Aún hoy el resto de acontecimientos relevantes de nuestra historia como humanidad se referencian a este acontecimiento supremo que implica que la redención del hombre es posible gracias a Jesucristo y que, para el que la acoge, la muerte no es el final. Con esta importancia… ¡cómo no ser el cero de nuestra historia!

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